TESTIMONIOS
CASO: Trabajadores afectados en la Zona Cero
Testimonio recogido en Octubre/2002
Rosa, 36 años, Ecuatoriana. Lo que más me afectó fue pasar más de 12 horas diarias viendo todo destruido alrededor e intentando trabajar, mientras que inhalaba todo ese polvo
Estoy asustado ahora, yo quisiera tener otro niño pero me aterroriza porque pienso que mi cuerpo se pudo contaminar. Vi como un grupo de trabajadores que estuvieron por menos de tres horas en el sótano del edificio de Verizon, comenzaron a desmayarse y comenzaron a perder la voz Viví terrorizada pensando que esto podría sucederme, pero continué allí porque tenía que trabajar y necesitaba el dinero.
Danilsa, 33 años, Dominicana. Después de estar durante mucho tiempo sin trabajar, me emplearon para trabajar en la zona cero. Era una buena oportunidad hacer un poco dinero, pero no fue agradable el hecho de tener trabajo a costa de tanta gente que murió.
Beatriz, 37 años, Ecuatoriana. Por un largo tiempo no podía dormir, pero lo peor era el miedo constante de que algo podría suceder otra vez. Trabajar allí fue una experiencia que me cambió, no puedo ser igual que antes, incluyendo la manera en la que me relaciono con mis niños
Ana, 45 años, Ecuatoriana. Trabajamos duramente y vivimos cosas muy dolorosas, pero lo peor de todo es que estamos enfermos. Había muchas desigualdades. Por ejemplo, solamente los voluntarios recibieron el equipo de protección para trabajar con todos esos materiales, por ejemplo: ¿respiradores, guantes, ropa adecuada y primeros auxilios, mientras que los demas estuvimos cerca de morir de dolores de cabeza, vértigos, fatiga, y problemas respiratorios?
Mariana, 37 años, Ecuatoriana. Quienes trabajamos con el asbesto nunca entramos o salimos por la puerta delantera, siempre salimos por la puerta de atrás, porque quienes saben lo peligroso de nuestro trabajo, están asustados de que les contaminaremos y es preferible tenernos lejos Trabajé dos meses y medio en la zona cero, pero tenía muchos problemas de salud, un dolor de cabeza permanente, vértigos, fatiga, sed ellos nunca nos dieron la suficiente protección
Isabel, 40 años, Ecuatoriana. Lo que vivimos allí fue muy difícil, y ahora sufro las consecuencias porque mi salud ha deteriorado mucho y psicológicamente el daño sufrido es muy difícil de superar. Ahora lo único que deseo es encontrar un trabajo permanente. Sería grandioso que existieran personas empeñadas en buscar la manera de generar nuevas fuentes de empleo para nosotros.